domingo, 24 de julio de 2022

Derecho natural (propios del ser humano): Libertad, vida y propiedad

Estas son las conclusiones de la investigación del movimiento ciudadano "Guatemala constitucional"

1. La economía de Guatemala depende de los intereses o las ambiciones de los políticos que ejercen el poder del Estado, o de aquellos a quienes ellos sirven.

2. Se necesita crear un régimen de libertad económica, que no que restrinja esa libertad sino solo preceptos que, poseedores de la máxima generalidad, limiten la libertad de cada ciudadano únicamente para que sea posible la igual y la mayor libertad de todos.

3. Principio base de "Guatemala Constitucional": menor poder de los gobernantes, más libertad de los gobernados y más prosperidad de todos los guatemaltecos. La libertad no es condición suficiente de prosperidad; pero es condición necesaria.

El artículo completo puede leerse en https://elsiglo.com.gt/2022/07/17/guatemala-constitucional-un-novedoso-grupo-civico/

El Dr Luis E Perez E lo desarrolla magistralmente en este enlace 

Cito una de las conclusiones a las que llega:

"La finalidad suprema del Estado debe ser garantizar el ejercicio de los derechos de los ciudadanos. El primero cuyo ejercicio debe ser garantizado es el derecho a la libertad.

Tiene que ser igual libertad de todos, y la mayor libertad. Por supuesto, la libertad debe tener un límite; pero no aquel que quienes ejercen el poder público imponen arbitrariamente, sino aquel que es necesario para que todos tengan igual y mayor libertad"

viernes, 22 de julio de 2022

El deber de los funcionarios de gobierno honestos

Mientras los procesos de investigación avanzan, a los únicos que les consta la existencia de actos de corrupción encubiertos u otras ilegalidades, y que además serán difíciles de comprobar por la arquitectura del sistema político es a los funcionarios del mismo gobierno.


Si un funcionario de gobierno no está de acuerdo con decisiones del jefe de gobierno cuyas consecuencias se anticipan como dañinas a la democracia y la libertad su deber es renunciar.


Así lo hizo el 6 de enero de 2021 Matthew Pottinger quien era asesor adjunto de seguridad nacional del gobierno de los Estados Unidos de América. Luego de él, cinco asesores más renunciaron por una crisis producida porque el presidente -- quien había perdido las elecciones -- parecía alentar protestas por los resultados antes de entregar el poder.


El 6 de enero de 2021 el congreso debía certificar los resultados. Después del medio día el presidente alentó por medios electrónicos a los agitadores a impedir el acto de certificación y entrada la noche les pedía que volvieran a sus casas.


Pottinger declaró ante el comité de investigación que la decisiones del ejecutivo tomadas en esa fecha atentaron contra la seguridad nacional de una manera diferente.


Desde seis meses antes en medio de la crisis por el caso Geoge Floyd algunos funcionarios ya tenían discrepancias con el presidente y también tomaron posturas muy serias pero favorables a los principios de la democracia, la libertad y los derechos de las personas. El General Milley asumió importantes decisiones en ambas crisis.


Con los ejemplos históricos citados y documentados queda en claro que cualquier ciudadano debe orientar sus acciones a mantener la estabilidad nacional y el orden constitucional en su país. Sea funcionario o de la sociedad civil y aún con evidencias que indiquen actos de corrupción o incumplimiento de deberes la única forma legal que funciona es a través del sistema de pesos y contrapesos de una república.


Si esas mismas instituciones encargadas de fiscalización mutua están de acuerdo entre sí por cualquier circunstancia sólo queda la participación activa de la ciudadanía en las elecciones siguientes. Las elecciones son un arma poderosa para la ciudadanía.


A los funcionarios comprometidos con su constitución y desapegados a su propio bienestar, si las instrucciones -- o la inacción -- del jefe del ejecutivo implica un detrimentos del bienestar nacional y el Estado de Derecho no les queda más opción que renunciar.


Una lección deducida en los cambios políticos que viene experimentando Latinoamérica en los resultados de sus procesos electorales durante el siglo XXI es que: Sin importar la ideología de quien gana las elecciones no se llega al socialismo o comunismo en su concepción clásica. Esto se debe, aunque con posibles áreas a mejorar, a que las constituciones son sólidas y orientadas a los principios democráticos.


Las sociedades civiles han avanzado en educación y participación. Por ello en mi opinión los aparentes cambios de ideología de las autoridades electas no obedecen ni apuntan a un intento por volver a los totalitarismos y autoritarismos del siglo XX. Es sencillamente, que la población más educada y más participativa está hastiada de un descarado sistema corrupto que encubre sus fechorías en formalismos legales. Votan y allí los resultados electorales.


Como ciudadanos debemos confiar en las características de nuestra constitución, votar y elegir la opción política que consideremos hará cumplir mejor la constitución.


En Guatemala los principios de libertad, el derecho de las personas, la propiedad están bien protegidas en nuestra constitución. Por ello el sistema de pesos y contrapesos debe estar compuesto por instituciones independientes para fiscalizarse mutuamente.


Es importante no desatender un buen programa de gobierno por la nubosidad que produce la lucha y desinformación ideológica: que resultará en socialismo, que resultará en fascismo. La constitución política y los principios de la república (división de poderes) son el seguro del ciudadano. El voto es el inicio de la solución.  

 

miércoles, 6 de julio de 2022

Ideas de izquierda, ideas de derecha sin dogmas

Este video contiene una excelente presentación de Rodrigo Polo. Lenguaje entendible, pero con alto nivel de conocimiento filosófico, científico y técnico. Además de dar a conocer casos de corrupción en Guatemala muestra una característica común hoy día en todo el mundo: las personas demuestran contradicciones resultantes entre las supuestas formas de pensar y sus acciones.

Sigo pensando que el inicio del rumbo a la solución es volver a los fundamentos filosóficos para definir cada quien sus ideas (ideología) y reunirse para hablarlo y lograr un acuerdo en sociedad.

Para ello hace falta educación. Las contradicciones demostradas por las personas resultan porque repiten discursos sin conocer fundamentos que les posicionen en un campo ideológico para luego esgrimir sus ideas sin confrontación.

La polarización y confrontación de ideas que se produce sin que las personas conozcan los fundamentos filosóficos de lo que defienden/critican crea un ambiente ideologizado, no de ideología. Puede crear distracciones para fines corruptos o ilegales.

Citas del video

Minuto 41:45 "...nos tienen en una batalla cultural e ideológica mientras ambos bandos están robándose todo..."

Minuto 1:01:11 "...los que dicen ser derecha y los que dicen ser izquierda son la misma pxxxxxxxxx.

Pero: la idea de ser derecha, de luchar por la libertad individual, de comerciar, de expresión (que censuran en redes sociales) eso es derecha.

Los que piden más Estado, más autoritarismo: eso es izquierda.

Son ideas. Siguen siendo válidas. (1:09:55) Nadie va a pensar idéntico por eso hay que sentar bases elementales en lo que estamos de acuerdo

--- ¡Viva los militares! ---, --- ¡yo apoyo a Zury Ríos! ---, ¡No hubo genocidio! --- Eso no es ser derecha.

Derecha es apoyar la libertad individual, defenderla y promoverla. Libertad de comerciar, de expresión, de locomoción: menos Estado más libertad...".

Este trabajo contribuye al diálogo y búsqueda de soluciones.

Aquí el video

https://odysee.com/@RodrigoPolo:1/Todo-es-un-gran-negocio:2?r=4hp2noDMDw1w1VpLxN6bdWoa47hdtvJF



viernes, 1 de abril de 2022

Pensamiento político: La pasión contra la razón


En Guatemala las pasiones políticas adquiridas por formación, educación, profesionalización, o transmitidas por herencia generacional verbal por odios existentes – comprensibles – derivados de tragedias donde seres queridos han perdido la vida o donde intereses económicos familiares fueron afectados, llevan a la vigente confrontación ideológica entre derechas e izquierdas.

Esta confrontación ideológica dificulta lograr consensos a nivel político, necesarios y coherentes con el cambio de época. La confrontación por “pasión” política hace difícil unificar un esfuerzo de actualidad que se origine en la razón. La intolerancia entre bandos impide alcanzar el principio humano fundamental de “igualdad”[1] cuya ausencia dificulta la armonía social necesaria para reformas hacia el bien común que promuevan trabajo y acceso a sus fuentes, desarrollo, prosperidad y ahorro.

¿Qué actitud ciudadana individual respecto del orden político llevará a elegir mediante sufragio soluciones con base a la razón en vez de la pasión? Razón, ideología y voto ciudadano proveen instrumentos para construir un mejor país, pero es necesario considerar las nuevas ideas mediante análisis razonable y guiado por la constitución política de la república.

El Dr. Pedro Trujillo afirma que el ambiente político en Guatemala está marcado por una “discusión ideológica, pasional y hepática; no busca la justicia racional. Cada cual busca su propia justicia porque los grupos y sectores siguen polarizados… existe miedo a cambiar sus propias convicciones” [2].

Suscribo esta afirmación. Hay una actitud dispuesta a no escuchar algo que no sea lo aprendido desde la academia o la formación profesional; se crea una actitud de desconfianza y rechazo al que piensa diferente. No se da el beneficio de la duda a ideas no tradicionales. 

Es esta polarización la que provoca que los grupos políticos que resultan electos cada período de gobierno sean radicales en sus políticas para procurar el desarrollo porque aprovechan a incluir medidas que procuren hacer daño a determinado grupo como respuesta a otro daño recibido de él en un período de gobierno anterior. Esta alternancia de políticas de revancha se observa desde el proceso democratizador de 1985. Cada grupo busca ocupar – o cooptar -- los espacios desde donde pueda atacar o defenderse. Si es necesario lo harán a base de corrupción. Una cultura social de corrupción[3].

Los resentimientos por las estrategias empleadas por cada bando político para alcanzar sus objetivos tienen según el Dr. Factor Méndez un “alto costo social” [4], producen la polarización actual y por tanto dificultan el desarrollo. Es como si el enfrentamiento armado interno finalizado en 1996 estuviera vigente en la esfera política del país.

Respetar, cumplir y defender la actual Constitución Política de la República de Guatemala es la solución a la polarización pues está basada en los principios de la razón: Derechos naturales, universales y fundamentales de las personas. Sólo es cuestión de darle preeminencia por encima de cualquier ideología, sector o persona. A criterio de expertos la constitución de Guatemala es comparable con otras de las mejores constituciones que existen.

Cuando se habla del uso de la razón, cuando se habla de algo razonable, se está hablando de la aptitud para interpretar razonablemente las acciones humanas desde antes que ocurran hasta sus resultados. Tal afirmación está basada en el conocimiento filosófico denominado “iusnaturalismo racional práctico” que desarrolló Inmanuel Kant durante el siglo XVIII d. J.C. y cuyo origen provenía desde Aristóteles.

Alejandro Gutiérrez explica a Kant: “las ideas como justicia, equidad, igualdad, libertad, paz o dignidad, no pueden ser positivas porque no son materia sensible; no tienen color, tamaño, densidad, masa. Son puras ideas y sólo pueden proponerse mentalmente como si existieran por medio de una fe racional o trascendental pero se comprueba su existencia con la práctica de esa idea en la conducta humana”[5].

De esta forma se comprueba la existencia de la justicia: cuando se actúa con justicia. Explica el Dr. Gutiérrez que cuando la idea de justicia se depura de cualquier impulso externo al pensamiento humano (subjetividades sentimentales, pasionales o sociales) se convierte en un valor universal pues todo ser es capaz de hacer uso de su razón para interpretar una idea en la mente para aplicarla en una acción humana físicamente perceptible o comprobable.

Por ello los derechos humanos son universales. Es mediante la acción de poner en práctica las ideas basadas en la razón universal que se puede afirmar que una decisión está basada en el pensamiento originado en la razón pura. Lo mismo para la correcta interpretación de las normas jurídicas. Kant denominó “imperativo categórico” a este razonamiento humano de reconocer la existencia de ideas universales.

“Los imperativos categóricos son reglas morales de carácter universal que se autoimpone el ser humano para regir su conducta (ethos)”[6]. De esta forma los seres humanos eligen trascender del estado natural a un estado racional y hacen un pacto entre si para respetar mutuamente sus derechos concebidos bajo la ley universal de la razón. Este pacto se escribe en un documento denominado “constitución” y se crea un instrumento ficticio llamado “Estado” que garantizará los derechos universales que existían desde antes de su creación pero que ahora están plasmados en la constitución.

¿Cómo puede superponerse la razón a la pasión que produce la ideologización de la ideología?

La ideología es la manera en que las personas entienden y creen el fenómeno humano y el fenómeno social. Lo entienden y creen con base a valores filosófico-políticos[7]. Las ideologías – materialistas o idealistas – construyen para el ideólogo y sus seguidores una manera de ver el mundo y entender, desde la filosofía, ideas como la libertad, autoridad, justicia y a partir de allí la manera de organizar al Estado.

La ideología interpreta conceptos como democracia, el grado de participación de los ciudadanos en los fines del Estado y las concepciones alrededor de temas de convivencia humana como la propiedad, la igualdad de oportunidades, la vida y la dignidad humana.

La ideología dicta a la persona o grupo que detenta el poder cuál es el objetivo político: el qué hay que hacer y para quién. La estrategia señalará el cómo y en qué medida y a qué costo. Todo lo influencia la ideología.

La ideología tiene “una ética, una justificación deontológica de sus planteamientos”[8]; es en este punto donde inevitablemente favorece o perjudica a algún grupo en concreto. La ideología se conforma a partir de insatisfacciones presentes con referencia al pasado, pero también con la esperanza del Estado que se desea. Las bases ideológicas de las organizaciones políticas mezclan ambos para el diseño del programa político.

El programa político contiene ideas articuladas con base filosófica (ideología) que se enmarcan dentro de lo establecido en la constitución. Esta política influenciada por la ideología del partido político se propone a los ciudadanos quienes la eligen o desechan por medio del voto.

Revisados estos conceptos teóricos se observa que: la razón busca el respeto de la dignidad de la persona y la ideología describe la manera racional de entender el fenómeno social. Hay personas que se niegan a – por lo menos – dar el beneficio de la duda a ideas políticas diferentes en las que siempre han creído.

Defienden sus pasturas con tal pasión que omiten notar una realidad que podría necesitar un cambio o variación del ambiente político. Es como si se negaran a escuchar porque temen cambiar la manera en que han pensado toda su vida.

Y es que, toda ideología debe ser constantemente interpretada por toda persona con base a dos apreciaciones: el primero que están sujetas a debate constantemente y el segundo es que debe observarse su evolución resultante/necesaria del contacto con la realidad. Así que no puede ser una misma manera de pensar “ad aeternum”.

En el caso de Guatemala, donde se cuenta con una constitución muy bien elaborada: fundamentada en los principios de la razón práctica que ve a la persona como un fin y no como un medio, da como resultado un ambiente político constitucional “blindado” contra los embates de cualquier ideología radical que se oponga a la razón. En tanto la constitución proteja la propiedad privada es un engaño que una social democracia o tendencia política centro-izquierda vendrá a limitar este derecho natural. Esta tragedia sería posible únicamente cambiando la constitución para este fin o rompiendo el orden constitucional.

El Dr. Covarrubias explica que cuando las ideas de una política ideológica, racional – radical o moderada – son sustituidas por un “servicio” proporcionado desde el gobierno a cambio del voto ciudadano da como resultado una política instrumental que se denomina populismo en vez de una razonable política ideológica. La deformación de esa política instrumental conduce a la corrupción[9].

Por el contrario, la deformación de la política ideológica resulta en ideologización. La ideologización se produce cuando una ideología no reconoce la necesidad de modificaciones a causa de condiciones o límites que impone la “realidad”. Las aspiraciones ideológicas racionales deben replantearse constantemente según el tiempo, la coyuntura, el clima político y el escenario geopolítico en que se desarrolla un Estado. La constitución garantiza el orden político.

Pero vuelve el tema del temor al cambio de mentalidad ¿Cómo ser flexible en determinado tema; representará un cambio de ideología? Esa pregunta impide un análisis razonable y dicho análisis es influenciado por pasión respecto de cómo entender la política.

Por ejemplo en América Latina, un continente que aún guarda secuelas de esfuerzos extremos de la lucha ideológica durante la llamada “guerra fría” del siglo XX, ha experimentado el ascenso de movimientos políticos que de forma legal están ganando espacio en la mente ciudadana y que tienen una postura ideológica social-demócrata o de centro-izquierda.

Este fenómeno en el pensamiento político no se debe al resurgimiento o revitalización de comunismos o socialismos sino al resultado obvio de ideologías instrumentales: la corrupción. Sanchez Berzaín reconoce que lejos de ser ideologías radicales del siglo XX, en América Latina existen autoritarismos que ejercen poder a base de terrorismo de Estado[10].

Stephanie Henaro explica que "América Latina es la única región del mundo donde la izquierda todavía se asocia con comunismo" pero "el retorno de la izquierda tiene que ver con hartazgo de la población por injusticia, desigualdad y corrupción"[11]

A manera de conclusiones: Las ideologías que se fundamentan en principios filosóficos son válidas, están vigentes y guían los programas político-ideológicos según el entender del fenómeno humano/social.

Es evidente que la práctica deformada de la ideología de izquierda o derecha mediante instrumentalización de los servicios dados por el Estado (populismo) conduce a la corrupción. Esta es una condición que produce más subdesarrollo y que la ciudadanía, cada vez con mejor nivel de educación, no está dispuesta a aceptar y está rechazando a través de su mejor arma política: el voto ciudadano.

Dado que los actos graves de corrupción se han dado en el siglo XXI preponderantemente en gobiernos de centro-derecha, el hartazgo ciudadano producido está llevando a encaminar el voto a nuevas opciones políticas.

El fenómeno del “resurgir de la izquierda” causa temor en los sectores o personas donde su ahondada ideologización les impide concebir o apoyar una política diferente aún si se trata de una propuesta ideológica racional y optan por las pasiones que llevan a enfrentamientos ideológicos, radicalización y temor a cambios aparentemente ideológicos.

Los cambios no serán ideológicos “per se” en tanto cualquier política del Estado se mantenga dentro del orden establecido por la Constitución Política de la República.

En Guatemala ha habido relativa alternancia político-ideológica desde la firma de la paz en 1996. El partido político ganador siempre dio espacio a participar a funcionarios de ideología contraria. Esto se traduce en que a lo largo de veintiséis años ni comunismos, socialismos o fascismos han estado cerca de instaurarse porque la Constitución es clara y no sólo organiza sino que protege al Estado.

Los desafíos, en cambio, han sido variados, incluso conatos autoritarios, pero los debidos procesos alrededor de la constitución han dado salidas jurídicas: unas veces racionales y otras pasionales; unas veces prontas, otras tardadas y otras aún no llegan.

Pero si los guatemaltecos están interesados en transformar el sistema político que permita avanzar hacia la seguridad y el desarrollo, deberá darse apertura para escuchar nuevas ideas apartadas de la ideologización o de políticas instrumentales, que aunque arrastren tradición, prestigio o desprestigio de pertenecer al centro, la derecha o la izquierda, presenten un nuevo planteamientos que acabe con monopolios de poder, clientelismo y corrupción.

Si el programa se propone dentro del marco constitucional augura buen resultado – o por lo menos diferente – y no debe temerse ser electo mediante voto. Que sea la razón y no la pasión la que conduzca el voto ciudadano. 



[1] Igualdad en oportunidades se refiere a la libertad para dedicarse al trabajo que la persona elija; sin políticas económicas que le restrinjan o impongan requisitos económicos u otros inalcanzables para determinados estratos sociales. No se refiere a una igualdad donde se pretenda que el desposeído se le regale para que sea igual de la noche a la mañana sin haber trabajado y obteniendo ese recurso del empresario que sí lo ha hecho por mucho tiempo habiendo ya generado riqueza.

[2] Pedro Trujillo, programa radial “Con Criterio” del 18 de marzo de 2022, minuto 55:33 https://fb.watch/bQ-MtdQ0wC/

[3] Ibíd, hora 01:33 del programa https://fb.watch/bQ-MtdQ0wC/

[4] Columna Diario la Hora de Factor Méndez del 18 de marzo de 2022 https://lahora.gt/manuel-colom-argueta/

[5] Gutiérrez Dávila, Positivación de los Derechos Humanos, Biblioteca personal, 2021 https://drive.google.com/file/d/18ZsX7hHcQM47QyQavORBCTY0aXcTHRWL/view?usp=sharing

[6] Ibid.

[7] Borja, enciclopedia de política, Fondo de Cultura económica, México, 2002, página 755.

[8] Ibíd.

[11] Stepanie Henaro, ¿América Latina en un giro a la izquierda? minuto 1:50 de video conferencia, Guatemala, marzo 2022, https://youtu.be/OtWCjybsF_k

 

jueves, 17 de febrero de 2022

La voluntad popular a través del voto: Democracia del siglo XXI... y de siempre


Presento una fotografía tomada del video del episodio 181 de Razón de Estado.

Se identifican las frases que aparecen en la imagen como producto de ciertas corrientes ideológicas.

En cambio, creo que son resultado de políticas económicas unas y políticas autoritarias otras sin importar la identificación ideológica de la fuerza política que gobierna.

Todas esta políticas, al fin, fueron implementadas por gobiernos con "Constituciones" vigentes y electos legalmente por el voto mayoritario de los ciudadanos de cada Estado.

Que convengan o no a sectores diferentes es otro tema.

¿Que unos gobiernos se han excedido más que otros al promulgarlas? Sin duda.

Pero para ello las constituciones políticas poseen procedimientos legales para limitar los poderes legales de cada Estado.

Casos extremos de autoritarismo y procesos legales ya agotados -- o poderes de un Estado cooptados por un sector determinado -- queda en manos de la ciudadanía fiscalizarlo por medio de la protesta. Es el fenómeno que viene ocurriendo desde más o menos 2012 en todo el continente.

La constitución de cada Estado es el contrato social al que se debe circunscribir todo gobierno. El poder y la autoridad debe ejercerse hacia el bien común. Un bien común definido claramente en cada constitución política de las repúblicas latinoamericanas.

No se debería calificar como resultado de ideología alguna la política de un Estado cuyo gobierno fue electo por voto de la mayoría. Si hubo errores las constituciones y los ciudadanos tiene medios legales y pacíficos para reordenar sus rumbos nacionales.

No todo es corriente ideológica. Hay casos de Estados donde los ciudadanos están decidiendo el rumbo a través del voto. Esto es la esencia de la democracia. 

Ver video completo

https://youtu.be/gseFxcaKK8A



lunes, 17 de enero de 2022

Definiciones

Escrito por: Dr Alejandro José Gutiérrez Dávila


CAPITALISMO DEMOCRÁTICO LIBERAL

Existe un Estado de Derecho Democrático liberal, dirigido por una constitución que representa la voluntad del pueblo. La constitución crea el Estado como un ente facilitador y garantizador de los derechos de los habitantes, quienes en pleno uso de su libertad, pueden crear y poner por obra sus actividades económicas, sin más limitaciones que los derechos de los otros, de tal forma que el Estado crea las condiciones para que todos sin excepción alguna puedan desarrollar sus actividades económicas privadas, y al mismo tiempo el Estado vela porque nadie destruya los derechos de los otros, de tal cuenta que se prohíben los monopolios y los privilegios.

SOCIALISMO DE ESTADO

Existe un Estado centralizado y totalitario, pues como el sistema es socialista, no existe el concepto de ser humano individual, sino el concepto de persona-nación o estado-persona, para este socialismo solo existe el ser social (la totalidad de la masa social, he ahí el porqué de su totalitarismo), en tal virtud, no existe la economía privada, pues todas las actividades económicas son públicas y estatales. El Estado como representante del ser social, es el único propietario y dueño de todo, por lo que somete al pueblo como cuerpo social, distribuyendo la riqueza como al Estado le convenga.

NEO LIBERALISMO

Las grandes empresas crean un nuevo centro de poder: EL MERCADO. Este se superpone sobre los estados-nación, de tal cuenta, que el concepto de Estado debe desaparecer en pro de un mercado global, regido ya no por constituciones o leyes nacionales sino por las leyes del mercado. Por ello los estados y las personas ya no ostentan estos títulos sino que pasan a ser simples consumidores, regidos por las leyes globales del mercado.

ESTADO FASCISTA: En este caso una élite económica privada súper poderosa, concentra todo el poder económico. Crea o condiciona un Estado al servicio de esa élite económica, gobernando en favor de esa élite empresarial y a su vez erigiéndose como un estado totalitario que reprime, controla y somete a todo el pueblo bajo un sistema absolutista y despótico “legalizado”. Por tanto, no se pueden realizar actividades económicas más allá de las permitidas por el Estado lo que impide que se pueda “subir” de nivel económico, pues todos deben permanecer limitados. Bajo este paradigma tampoco existe el concepto de ser humano individual, sino de ser social (al igual que el socialismo), con la diferencia que existen “SÚPER HOMBRES” “SUPERIORES” que son los únicos que pueden concentrar toda la riqueza y el poder (nihilismo), mientras que el pueblo es un ser social (compuesto de los inferiores) que debe caminar en pro de LA PERSONA NACIÓN. A diferencia del socialismo, no es un Estado dueño de todo sin que exista lo privado, sino que es una élite económica dueña de todo, y un estado quien no es dueño de nada. El Estado es convertido en el instrumento de dominación de la élite económica monopólica, quien somete al ser social, como una masa sin derechos, de tal cuenta que no pueden hacer nada sin pedirle permiso al Todopoderoso Estado, acatando todo lo que esté diga e imponga sin poder cuestionarlo.


Alejandro Gutiérrez Dávila es Doctor en Derecho y Doctor en Filosofía por la Universidad de San Carlos de Guatemala

La competencia por la incapacidad para pensar

 Por:

Dr. Alejandro José Gutiérrez Dávila

Hannah Arendt es la filósofa que tras entrevistar a oficiales nazis juzgados en Núremberg, habló de la  “banalidad del mal” en su libro "Eichmann en Jerusalén" (1963). 

Sobre este concepto, explica cómo el Teniente Coronel de las S.S. Adolf Eichmann, uno de los más connotados genocidas de la historia, no era un monstruo ni un loco que sentía placer por matar a millones de personas. Arendt llegó a la conclusión que: “No era estupidez, sino una curiosa, y verdaderamente auténtica, incapacidad para pensar.”

Rubio H 2017, escribe que al observar el comportamiento del nazi en el juicio, Arendt escribió que “a pesar de los esfuerzos del fiscal, cualquiera podía darse cuenta de que aquel hombre no era un monstruo”. Con honestidad intelectual, la filósofa reconoció no observar a un desquiciado antijudío ni a diabólico personaje. Vio en él “únicamente la pura y simple irreflexión… que le predispuso a convertirse en el mayor criminal de su tiempo... No era estupidez, sino una curiosa, y verdaderamente auténtica, incapacidad para pensar”. 

A esto Arendt llamó “la banalidad del mal”.

Para el nazi, su actividad en la guerra “constituía un trabajo, una rutina cotidiana”. Así, “Eichmann no fue atormentado por problemas de conciencia”. Fue un militante disciplinado y, sobre todo, un burócrata estatal eficiente. Para Arendt estaríamos ante un nuevo tipo de maldad que a través de la burocracia transforma “a los hombres en funcionarios y simples ruedecillas de la maquinaria administrativa”… que “no fueron pervertidos ni sádicos, sino que fueron, y siguen siendo, terroríficamente normales”.

El denominador común de estas personas es que fueron entrenados para no pensar. Nunca fue desarrollado su pensamiento crítico. O más bien, fueron cortadas desde muy temprano sus inteligencias y capacidades de creación y rebeldía.

Aprendieron desde chicos a obedecer. Son producto de sociedades autoritarias y totalitarias, donde la familia, la Religión, la escuela, y una formidable maquinaria de propaganda y lavado cerebral colectivo, crearon seres conformistas y dogmáticos, programados para operar espacios jerarquizados, como la fábrica, el ejército, la burocracia o el partido político.

Hannah Arendt distingue – dentro de la incapacidad del juicio o de pensar – a tres grupos: 

Los nihislitas, que con la creencia de que no hay valores absolutos se sitúan en las esferas de poder.

Los dogmáticos, que se aferran a una postura heredada

Los “ciudadanos normales”, similar al hombre-masa que estableció Ortega y Gasset, el grupo mayoritario que asume las costumbres de su sociedad como “buenas” de una manera acrítica.

Todos los grupos carecen del pensamiento definido por Hannah Arendt. La alemana defendió que el nazismo se alimentó, y fue alentado, por estos tres grupos, lo que permitía que el grueso del país pudiera realizar los “horrores” contra la Humanidad.

Con contenidos de publicación: El Comercio, 31 de marzo de 2017

Alejandro Gutiérrez es Doctor en Derecho y Doctor en Filosofía.

Origen de la filosofía de la inteligencia artificial

Escrito por: 

Dr. Alejandro José Gutiérrez Dávila

Sorprendentemente, la Filosofía de la Inteligencia Artificial (IA) apareció varios años antes que la IA misma. Así, el padre fundador de esta rama de la filosofía fue Alan Turing, lógico y matemático británico. Es es una de las mentes más originales que ha producido el siglo XX y quien seis años antes de que por primera vez se ejecutara el ordenador automático JOHNNIAC y mientras supervisaba la programación del Manchester Mark 1, publicó un artículo titulado "Computing Machinery and Intelligence" la solemne revista filosófica "Mind".

Iniciaba así: "Propongo considerar la pregunta ¿Pueden pensar las máquinas?"

Turing sometió la pregunta a una cuidadosa discusión filosófica, en el curso de la cual catalogo y refutó nueve objeciones a la afirmación de que las máquinas pueden pensar.

No obstante lo anterior, en una presentación directa de su propia postura declaró que a finales de este siglo «el uso de las palabras y la opinión educada común habrán cambiado tanto que uno podrá hablar de máquinas pensantes sin temer ser criticado».

Este artículo inauguró la filosofía de la IA. Cuando Turing escribió su polémico articulo había exactamente cuatro computadores electrónicos (en Gran Bretaña el Mark I de Manchester y el EDSAC de Cambridge; en Estados Unidos el ENIAC y el BINAC). La prensa ya les había puesto el mote de «cerebros electrónicos y había empezado a echar raíces en la imaginación pública la idea de que podían ser prototipos de máquinas-pensantes.

El cuidadoso artículo de Turing puso el debate a un nivel distinto. Era típico de Turing escribir sobre la filosofía de la IA con. A menudo iba delante de todo el mundo incluso sobre la Conferencia de Dartmouth.

En 1936, cinco años antes de que Eckert y Mauchly desarrollaran su proyecto ENIAC escribió (casi por accidente) un ensayo definitivo sobre los fundamentos lógicos del diseño de computadores.

El tema auténtico del artículo era un problema abstracto de la lógica matemática y en el curso de su resolución se las arregló para inventar, en concepto, el computador de propósito general con programa almacenado.

Este articulo sigue siendo uno de los clásicos supremos de la teoría de la computación. Los computadores abstractos que Turing inventó se conocen hoy día simplemente como máquinas de Turing.

ALEJANDRO JOSÉ GUTIÉRREZ DÁVILA es doctor en filosofía y doctor en derecho por la universidad de San Carlos de Guatemala


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