viernes, 1 de abril de 2022

Pensamiento político: La pasión contra la razón


En Guatemala las pasiones políticas adquiridas por formación, educación, profesionalización, o transmitidas por herencia generacional verbal por odios existentes – comprensibles – derivados de tragedias donde seres queridos han perdido la vida o donde intereses económicos familiares fueron afectados, llevan a la vigente confrontación ideológica entre derechas e izquierdas.

Esta confrontación ideológica dificulta lograr consensos a nivel político, necesarios y coherentes con el cambio de época. La confrontación por “pasión” política hace difícil unificar un esfuerzo de actualidad que se origine en la razón. La intolerancia entre bandos impide alcanzar el principio humano fundamental de “igualdad”[1] cuya ausencia dificulta la armonía social necesaria para reformas hacia el bien común que promuevan trabajo y acceso a sus fuentes, desarrollo, prosperidad y ahorro.

¿Qué actitud ciudadana individual respecto del orden político llevará a elegir mediante sufragio soluciones con base a la razón en vez de la pasión? Razón, ideología y voto ciudadano proveen instrumentos para construir un mejor país, pero es necesario considerar las nuevas ideas mediante análisis razonable y guiado por la constitución política de la república.

El Dr. Pedro Trujillo afirma que el ambiente político en Guatemala está marcado por una “discusión ideológica, pasional y hepática; no busca la justicia racional. Cada cual busca su propia justicia porque los grupos y sectores siguen polarizados… existe miedo a cambiar sus propias convicciones” [2].

Suscribo esta afirmación. Hay una actitud dispuesta a no escuchar algo que no sea lo aprendido desde la academia o la formación profesional; se crea una actitud de desconfianza y rechazo al que piensa diferente. No se da el beneficio de la duda a ideas no tradicionales. 

Es esta polarización la que provoca que los grupos políticos que resultan electos cada período de gobierno sean radicales en sus políticas para procurar el desarrollo porque aprovechan a incluir medidas que procuren hacer daño a determinado grupo como respuesta a otro daño recibido de él en un período de gobierno anterior. Esta alternancia de políticas de revancha se observa desde el proceso democratizador de 1985. Cada grupo busca ocupar – o cooptar -- los espacios desde donde pueda atacar o defenderse. Si es necesario lo harán a base de corrupción. Una cultura social de corrupción[3].

Los resentimientos por las estrategias empleadas por cada bando político para alcanzar sus objetivos tienen según el Dr. Factor Méndez un “alto costo social” [4], producen la polarización actual y por tanto dificultan el desarrollo. Es como si el enfrentamiento armado interno finalizado en 1996 estuviera vigente en la esfera política del país.

Respetar, cumplir y defender la actual Constitución Política de la República de Guatemala es la solución a la polarización pues está basada en los principios de la razón: Derechos naturales, universales y fundamentales de las personas. Sólo es cuestión de darle preeminencia por encima de cualquier ideología, sector o persona. A criterio de expertos la constitución de Guatemala es comparable con otras de las mejores constituciones que existen.

Cuando se habla del uso de la razón, cuando se habla de algo razonable, se está hablando de la aptitud para interpretar razonablemente las acciones humanas desde antes que ocurran hasta sus resultados. Tal afirmación está basada en el conocimiento filosófico denominado “iusnaturalismo racional práctico” que desarrolló Inmanuel Kant durante el siglo XVIII d. J.C. y cuyo origen provenía desde Aristóteles.

Alejandro Gutiérrez explica a Kant: “las ideas como justicia, equidad, igualdad, libertad, paz o dignidad, no pueden ser positivas porque no son materia sensible; no tienen color, tamaño, densidad, masa. Son puras ideas y sólo pueden proponerse mentalmente como si existieran por medio de una fe racional o trascendental pero se comprueba su existencia con la práctica de esa idea en la conducta humana”[5].

De esta forma se comprueba la existencia de la justicia: cuando se actúa con justicia. Explica el Dr. Gutiérrez que cuando la idea de justicia se depura de cualquier impulso externo al pensamiento humano (subjetividades sentimentales, pasionales o sociales) se convierte en un valor universal pues todo ser es capaz de hacer uso de su razón para interpretar una idea en la mente para aplicarla en una acción humana físicamente perceptible o comprobable.

Por ello los derechos humanos son universales. Es mediante la acción de poner en práctica las ideas basadas en la razón universal que se puede afirmar que una decisión está basada en el pensamiento originado en la razón pura. Lo mismo para la correcta interpretación de las normas jurídicas. Kant denominó “imperativo categórico” a este razonamiento humano de reconocer la existencia de ideas universales.

“Los imperativos categóricos son reglas morales de carácter universal que se autoimpone el ser humano para regir su conducta (ethos)”[6]. De esta forma los seres humanos eligen trascender del estado natural a un estado racional y hacen un pacto entre si para respetar mutuamente sus derechos concebidos bajo la ley universal de la razón. Este pacto se escribe en un documento denominado “constitución” y se crea un instrumento ficticio llamado “Estado” que garantizará los derechos universales que existían desde antes de su creación pero que ahora están plasmados en la constitución.

¿Cómo puede superponerse la razón a la pasión que produce la ideologización de la ideología?

La ideología es la manera en que las personas entienden y creen el fenómeno humano y el fenómeno social. Lo entienden y creen con base a valores filosófico-políticos[7]. Las ideologías – materialistas o idealistas – construyen para el ideólogo y sus seguidores una manera de ver el mundo y entender, desde la filosofía, ideas como la libertad, autoridad, justicia y a partir de allí la manera de organizar al Estado.

La ideología interpreta conceptos como democracia, el grado de participación de los ciudadanos en los fines del Estado y las concepciones alrededor de temas de convivencia humana como la propiedad, la igualdad de oportunidades, la vida y la dignidad humana.

La ideología dicta a la persona o grupo que detenta el poder cuál es el objetivo político: el qué hay que hacer y para quién. La estrategia señalará el cómo y en qué medida y a qué costo. Todo lo influencia la ideología.

La ideología tiene “una ética, una justificación deontológica de sus planteamientos”[8]; es en este punto donde inevitablemente favorece o perjudica a algún grupo en concreto. La ideología se conforma a partir de insatisfacciones presentes con referencia al pasado, pero también con la esperanza del Estado que se desea. Las bases ideológicas de las organizaciones políticas mezclan ambos para el diseño del programa político.

El programa político contiene ideas articuladas con base filosófica (ideología) que se enmarcan dentro de lo establecido en la constitución. Esta política influenciada por la ideología del partido político se propone a los ciudadanos quienes la eligen o desechan por medio del voto.

Revisados estos conceptos teóricos se observa que: la razón busca el respeto de la dignidad de la persona y la ideología describe la manera racional de entender el fenómeno social. Hay personas que se niegan a – por lo menos – dar el beneficio de la duda a ideas políticas diferentes en las que siempre han creído.

Defienden sus pasturas con tal pasión que omiten notar una realidad que podría necesitar un cambio o variación del ambiente político. Es como si se negaran a escuchar porque temen cambiar la manera en que han pensado toda su vida.

Y es que, toda ideología debe ser constantemente interpretada por toda persona con base a dos apreciaciones: el primero que están sujetas a debate constantemente y el segundo es que debe observarse su evolución resultante/necesaria del contacto con la realidad. Así que no puede ser una misma manera de pensar “ad aeternum”.

En el caso de Guatemala, donde se cuenta con una constitución muy bien elaborada: fundamentada en los principios de la razón práctica que ve a la persona como un fin y no como un medio, da como resultado un ambiente político constitucional “blindado” contra los embates de cualquier ideología radical que se oponga a la razón. En tanto la constitución proteja la propiedad privada es un engaño que una social democracia o tendencia política centro-izquierda vendrá a limitar este derecho natural. Esta tragedia sería posible únicamente cambiando la constitución para este fin o rompiendo el orden constitucional.

El Dr. Covarrubias explica que cuando las ideas de una política ideológica, racional – radical o moderada – son sustituidas por un “servicio” proporcionado desde el gobierno a cambio del voto ciudadano da como resultado una política instrumental que se denomina populismo en vez de una razonable política ideológica. La deformación de esa política instrumental conduce a la corrupción[9].

Por el contrario, la deformación de la política ideológica resulta en ideologización. La ideologización se produce cuando una ideología no reconoce la necesidad de modificaciones a causa de condiciones o límites que impone la “realidad”. Las aspiraciones ideológicas racionales deben replantearse constantemente según el tiempo, la coyuntura, el clima político y el escenario geopolítico en que se desarrolla un Estado. La constitución garantiza el orden político.

Pero vuelve el tema del temor al cambio de mentalidad ¿Cómo ser flexible en determinado tema; representará un cambio de ideología? Esa pregunta impide un análisis razonable y dicho análisis es influenciado por pasión respecto de cómo entender la política.

Por ejemplo en América Latina, un continente que aún guarda secuelas de esfuerzos extremos de la lucha ideológica durante la llamada “guerra fría” del siglo XX, ha experimentado el ascenso de movimientos políticos que de forma legal están ganando espacio en la mente ciudadana y que tienen una postura ideológica social-demócrata o de centro-izquierda.

Este fenómeno en el pensamiento político no se debe al resurgimiento o revitalización de comunismos o socialismos sino al resultado obvio de ideologías instrumentales: la corrupción. Sanchez Berzaín reconoce que lejos de ser ideologías radicales del siglo XX, en América Latina existen autoritarismos que ejercen poder a base de terrorismo de Estado[10].

Stephanie Henaro explica que "América Latina es la única región del mundo donde la izquierda todavía se asocia con comunismo" pero "el retorno de la izquierda tiene que ver con hartazgo de la población por injusticia, desigualdad y corrupción"[11]

A manera de conclusiones: Las ideologías que se fundamentan en principios filosóficos son válidas, están vigentes y guían los programas político-ideológicos según el entender del fenómeno humano/social.

Es evidente que la práctica deformada de la ideología de izquierda o derecha mediante instrumentalización de los servicios dados por el Estado (populismo) conduce a la corrupción. Esta es una condición que produce más subdesarrollo y que la ciudadanía, cada vez con mejor nivel de educación, no está dispuesta a aceptar y está rechazando a través de su mejor arma política: el voto ciudadano.

Dado que los actos graves de corrupción se han dado en el siglo XXI preponderantemente en gobiernos de centro-derecha, el hartazgo ciudadano producido está llevando a encaminar el voto a nuevas opciones políticas.

El fenómeno del “resurgir de la izquierda” causa temor en los sectores o personas donde su ahondada ideologización les impide concebir o apoyar una política diferente aún si se trata de una propuesta ideológica racional y optan por las pasiones que llevan a enfrentamientos ideológicos, radicalización y temor a cambios aparentemente ideológicos.

Los cambios no serán ideológicos “per se” en tanto cualquier política del Estado se mantenga dentro del orden establecido por la Constitución Política de la República.

En Guatemala ha habido relativa alternancia político-ideológica desde la firma de la paz en 1996. El partido político ganador siempre dio espacio a participar a funcionarios de ideología contraria. Esto se traduce en que a lo largo de veintiséis años ni comunismos, socialismos o fascismos han estado cerca de instaurarse porque la Constitución es clara y no sólo organiza sino que protege al Estado.

Los desafíos, en cambio, han sido variados, incluso conatos autoritarios, pero los debidos procesos alrededor de la constitución han dado salidas jurídicas: unas veces racionales y otras pasionales; unas veces prontas, otras tardadas y otras aún no llegan.

Pero si los guatemaltecos están interesados en transformar el sistema político que permita avanzar hacia la seguridad y el desarrollo, deberá darse apertura para escuchar nuevas ideas apartadas de la ideologización o de políticas instrumentales, que aunque arrastren tradición, prestigio o desprestigio de pertenecer al centro, la derecha o la izquierda, presenten un nuevo planteamientos que acabe con monopolios de poder, clientelismo y corrupción.

Si el programa se propone dentro del marco constitucional augura buen resultado – o por lo menos diferente – y no debe temerse ser electo mediante voto. Que sea la razón y no la pasión la que conduzca el voto ciudadano. 



[1] Igualdad en oportunidades se refiere a la libertad para dedicarse al trabajo que la persona elija; sin políticas económicas que le restrinjan o impongan requisitos económicos u otros inalcanzables para determinados estratos sociales. No se refiere a una igualdad donde se pretenda que el desposeído se le regale para que sea igual de la noche a la mañana sin haber trabajado y obteniendo ese recurso del empresario que sí lo ha hecho por mucho tiempo habiendo ya generado riqueza.

[2] Pedro Trujillo, programa radial “Con Criterio” del 18 de marzo de 2022, minuto 55:33 https://fb.watch/bQ-MtdQ0wC/

[3] Ibíd, hora 01:33 del programa https://fb.watch/bQ-MtdQ0wC/

[4] Columna Diario la Hora de Factor Méndez del 18 de marzo de 2022 https://lahora.gt/manuel-colom-argueta/

[5] Gutiérrez Dávila, Positivación de los Derechos Humanos, Biblioteca personal, 2021 https://drive.google.com/file/d/18ZsX7hHcQM47QyQavORBCTY0aXcTHRWL/view?usp=sharing

[6] Ibid.

[7] Borja, enciclopedia de política, Fondo de Cultura económica, México, 2002, página 755.

[8] Ibíd.

[11] Stepanie Henaro, ¿América Latina en un giro a la izquierda? minuto 1:50 de video conferencia, Guatemala, marzo 2022, https://youtu.be/OtWCjybsF_k

 

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