jueves, 12 de marzo de 2020

La incomprendida situación de una crisis de salud


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R. Parellada escribió un artículo que tituló "la incomprendida función de los precios libres". Crítica a la actitud de la DIACO en investigar a las empresas que subieron o acapararon los precios de las mascarillas durante la primera semana de marzo 2020 a causa de la pandemia del COVID19.

El artículo es una excelente cátedra de economía sobre demanda y oferta; explica muy claro por qué la especulación y los precios libres moderan el mercado y llega un momento en que los precios se regulan solos. Todo esto es cierto y orden espontáneo propio de una sociedad liberal democrática.

Sin embargo, la doctrina económica (o el autor) también "incomprende" ciertos principios ciudadanos de cooperación mutua en tiempos difíciles para un país y todos sus habitantes como lo es una epidemia global.

El artículo indica que en el mercado libre quien acapara obviamente lo dará a un mayor precio y que por tanto los que dispongan de recurso financiero tendrán acceso. Ya más adelante los precios vuelven a bajar cuando "los que mas lo necesitan" hayan satisfecho su demanda -- a alto precio --.

Pero en medio de una crisis sanitaria, donde peligra la salud y la vida debería haber consideración de los empresarios que tienen la absoluta libertad de acaparar y manejar sus precios con libertad porque los que "mas necesitan" serán personas en pobreza y extrema pobreza, no tendrán acceso a los precios altos que el especulador en su libertad provoque en el mercado.

No se trata de prohibir la especulación o la libertad de un comerciante de subir sus precios. Tampoco debe bajarlos para los más pobres o regalar su producto (a menos que quiera hacerlo); se trata que por principio humanitario, en solidaridad con otras personas en pobreza, no altere el precio normal de su producto que para este artículo se refería a masacarillas, jabones antibacteriales, productos médicos o cualquier producto.

El comerciante, igual obtendrá la utilidad que tenía planeada al no modificar los precios ni limitar la venta; satisfará en verdad la necesidad de todos, porque todos lo necesitan. Evitará que sólo los que tienen "cómo" pagar lo obtengan.

Obviamente el producto se acabará prontísimo, gran oportunidad para producir más y seguir vendiendo obteniendo ganancias razonables programadas, prestando el servicio por igual para todos los ciudadanos y no aprovechar una pandemia para aumentar ingresos a costa de obligar a priorizar al que no tenía programado comprar mascarillas y dejar de adquirir otros artículos quizá de primera necesidad también.

En tiempo de crisis la unión de una nación es lo único que hará salir adelante, no podemos invocar libertad y dogmas económicos de ningún tipo cuando peligra la vida de un ser humano.

Leer aquí el artículo de marras.

P.S.
Cuando un país decreta la Guerra, el Estado ordena manufacturas diversas al poder económico e industrial de la nación para el esfuerzo de dicha guerra, lo que alcance con fondos del erario nacional y el resto de inversión con el poder económico nacional (industria privada). Será el propio Estado quien habrá de pagar a las empresas, por eso la guerra es cara. Podría aplicar para las mascarillas y otros suministros médicos si el COVID19 llegara a desatar una crisis de salud.


1 comentario:

  1. Me explico. Cuando la cantidad demandada de un producto supera de pronto la cantidad ofrecida de ese mismo producto, los precios suben. Esta alza de precios cumple una función muy importante, la de racionar el producto para los que verdaderamente lo necesitan. De esta manera, por un lado, quien tiene urgencia del producto lo encontrará. Por otro lado, esta alza del precio permitirá que el producto dedique más recursos a producir el producto escaso y así podrá incrementar la cantidad ofrecida hasta el punto en que se iguale a la cantidad demandada. Entonces el precio volverá a bajar indicando que ya es suficiente el producto que hay y que no hace falta que siga produciendo al nuevo ritmo, puesto que podría ocurrir que la cantidad ofrecida supere entonces a la demandada y los precios caigan estrepitosamente. Los precios deben permanecer libres, incluso en las peores crisis, para que el producto pueda racionarse de la manera más eficiente y alcance para todo aquel que demande.

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